martes, 13 de noviembre de 2012

“Cuando te toca, aunque te quites, y cuando no te toca, aunque te pongas”

Los riesgos, rondan todos los días y la forma más eficiente de sentirse tranquilo es transferir la responsabilidad a una institución aseguradora. El objeto del seguro, es reducir las afectaciones cuando un riesgo se concreta.

Por otra parte, uno de los mitos que rondan a las aseguradoras, es que éstas no pagan las sumas aseguradas. Esto obedece al grado de conocimiento que el cliente tiene de su póliza. La mayoría de las veces, el usuario no está debidamente informado de las condiciones que incluye su póliza, así como, del procedimiento a seguir para hacer efectivo el cobro o indemnización del siniestro.

Entre las coberturas, es indispensable priorizar la necesidad de protección, entre ellas: la salud, la vida, el auto, la casa y la educación de los hijos. Asimismo, se en listan cuatro coberturas consideradas básicas, en conjunto con algunas de sus ventajas o beneficios: 
  • Seguro de vida. Cuando alguien depende económicamente de ti, en caso de que fallezcas o tengas algún accidente, que te impida trabajar, las personas que mas quieres hoy, quedarían desprotegidos económicamente. Entre ellos, existen los seguros dotales, son seguros de vida con un componente de ahorro de largo plazo. En él, se fija un intervalo de tiempo al término la aseguradora paga la suma asegurada. Asimismo, si falleces antes del plazo establecido, la suma asegurada se entregara a tus beneficiarios. 
  • Seguro de gastos médicos. Recomendado cuando no cuentas con seguridad social. Cubre desembolsos, hospitalización, atención médica, cirugías y medicamentos. Existen coberturas, en las que se aplica un periodo de espera. En ella, a partir de la contratación del seguro existe un periodo de tiempo en el cual la aseguradora puede cubrir cierta enfermedad o incapacidad. Al presentarse alguna enfermedad antes de dicho tiempo, la institución de seguros no cubrirá sus gastos. Asimismo, aplica en caso de enfermedades preexistentes antes del contrato con el seguro. 
  • Seguro de automóvil. Si no estás en posibilidades de comprar una cobertura integral, lo ideal es que tengas al menos un seguro de responsabilidad civil que cubra los daños que puedas ocasionar a terceros. No te confíes. Cuando te choca alguien que no tiene seguro, el primer paso a seguir es llamar al Ministerio Público. ¿Qué pasaría si chocas contra un auto de lujo? ¿Podrías hacer frente a ese gasto? 
  • Seguro de daños para el hogar. Contemplan la protección de la estructura física y el contenido de la casa. Los fenómenos naturales no son algo que se pueda controlar siendo precavido, pero sí puedes aminorar los efectos en tu hogar. Este seguro, amortigua los gastos provocados por incendio, terremoto, inundaciones y hasta robo.

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